Un exceso de confianza condenó al ladrón. O quizá, el ímpetu de la adolescencia. Tiene apenas catorce años, y la anciana a la que pretende robar, noventa y tres. En principio, nada puede salir mal. Pero sale mal. Cuando el joven se quiere dar cuenta, está encerrado en el baño con la anciana al otro lado de la puerta. Ahora tendrá que escuchar la historia de una vida que llega a su final, la memoria de una vida solitaria, como todas cuando la muerte acecha. Contra su deseo, será todo oídos. Su voz no cuenta. Empieza la función. Hay para un buen rato. Los lectores quedarán largamente agradecidos.
Para dejar las cosas claras: Más liviano que el aire es una proeza literaria. Federico Jeanmaire construye un monólogo inolvidable y magistral. Divertido y dramático a la vez, de una intensidad deslumbrante, es una parábola , que un fracasado intento de robo permite a una mujer redimir su vida, la de su madre y su padre; ajustar las cuentas. Podrá poner en palabras, de una vez y para siempre, su punto de vista, sus ideas, sus amores y desamores, lo trivial y lo capital. Eso resuena una y otra vez en la cabeza y nunca nadie quiere hacerle caso. Aquí se cumple, así, el sueño que todos tenemos. Y lo que es mejor: da forma a una novela genial, que sorprende hasta la última página.
Licenciado en Letras, ha sido profesor en la Universidad de Buenos Aires. En 1990, su libro Miguel, una biografía ficticia de Cervantes, resultó finalista del Premio Herralde de Novela, y fue publicado por la editorial Anagrama. Con Mitre obtuvo el Premio Especial Ricardo Rojas a la mejor novela argentina escrita entre 1997 y 1999. Asimismo, después de veinte años de estudio, publicó Una lectura del Quijote (Seix Barral, 2004), un ensayo que lo confirmó como uno de los mejores especialistas y lectores de Cervantes.