La Cruz de Hierro, fue desde 1813, la condecoración más estimada por el soldado prusiano y, a patir de la Gran Guerra, por el soldado alemán. La podía ganar cualquiera, sin distinción de nacionalidad o de clase social, pero tenía para el que la llevaba un valor inestimable. Durante la Segunda Guerra Mundial se habilitó un grado superior: La Cruz de Caballero de la Cruz de Hierro. El III Reich concedió muchas..., pero de todas ellas sólo cuarenta y tres fueron para soldados no alemanes que combatieron.
Sin embargo, en realidad fueron cuarenta y cuatro. Una cruz había permanecido en el olvido. Y ésta pertenecía a un piloto de caza español que consiguió 162 victorias en combate. Un periodista investigó la historia e intentó arañar más información. En balde. Se topó con el muro del silencio del ejército español. ¿Porqué la cruz y el nombre de este piloto español se ha mantenido en secreto, en el olvido o en silencio?
Ahora, al fin, he aquí la historia de este hombre, hasta ahora desconocido pero sin, sin duda, dará que hablar...
Español de nacimiento, es consultor. Ha trabajado para diversas compañías multinacionales de la industria informática y ha residido en varios países. Aparte de un cierto número de textos profesionales, había publicado dos obras de ficción, ambas bajo pseudónimo, hasta que escribió "Álava en Waterloo" (Edhasa, 2012), su tercera obra extensa, se inspiró en un año especial en la vida de una figura histórica, el teniente general Miguel-Ricardo de Álava Esquivel. Sus dos últimas obras, también dentro del género de la narrativa histórica, son "La duquesa de Sagan" (Edhasa, 2014) "La venganza catalana" (Edhasa, 2015), La Tercera Cruz Caballero (Edhasa 2017) y El buque del diablo (Edhasa2018), . En un cambio de género, entre lo literario y humorístico, publicó en Edhasa "El hijo de puta sentimental" consagrándose como uno de los grandes narradores de nuestro país.