La magia impedecedera de La isla del tesoro estriba en lo esencial de sus mitos aventureros, pues eterna es la fascinación de las islas para el hombre, donde son posibles las utopías y donde se guardan los tesoros soñados. ¿Qué mejor aventura que el viaje a una isla en busca de un tesoro cuya conquista exige vencer numerosos peligros, ejercitar el valor y la fe, la lealtad y la agudeza?
Esta edición (en una nueva y meticulosa traducción de Joan Riambau) añade unos espléndidos dibujos, tanto en blanco y negro como en color, que se han visto muy poco hasta la fecha, y que demuestran que también en España hubo grandes ilustradores de libros.
Robert Louis Balfour Stevenson nació en Edimburgo en 1850. Desde la infancia, padeció tuberculosis, por lo que permanecía en cama inventando historias fantásticas antes incluso de poder leerlas. La rígida sociedad victoriana y las lecturas de Darwin, Shakespeare, Dumas y Montaigne fueron de gran influencia en su obra, al igual que sus viajes en permanente búsqueda de un sitio saludable donde vivir. Escribió ensayos, relatos y libros de poemas, pero es conocido especialmente por sus novelas La isla del tesoro y El extraño caso del doctor Jekyll y mister Hyde, verdaderos clásicos de la literatura universal. Murió en 1894 en Vailima (Samoa), donde vivía con su familia desde 1880. Los habitantes de la isla lo llamaban Tusitala, el narrador de historias.