Con el término "eminencia gris" se suele describir al consejero de un gobernante que actúa secretamente o de forma no oficial.
Y exactamente eso hizo el padre José de Tremblay, prominente miembro de la Orden Franciscana que fue consejero y brazo derecho del cardenal Richelieu. Creyó posible en pleno siglo XVII unir su fe católica y su espíritu moderno... pero la política le dictaba otra forma de actuar. El remordimiento provocado por la contradicción entre la enseñanza cristiana y los compromisos de la política, que lo obligaban a ir a la guerra y a que, por tanto, el pueblo viviera bajo el terror, torturaba su conciencia. Y, mientras, la Contrarreforma tenía miras mucho más estrechas, de modo que su concepción del bien desencadenará un aterrador conflicto...
Procedente de familia de tradición intelectual, se formó en Eton y Oxford. Después de unas primeras novelas predominantemente satíricas, el éxito y la atención de la crítica más rigurosa llegó con Contrapunto (1928), ambiciosa e inteligente novela que constituye uno de los retratos más agudos y completos del esnobismo intelectual de entreguerras. Su siguiente publicación, Un mundo feliz (1932), es quizá su obra más famosa y sin duda la más inquietante. Pasó un tiempo escribiendo guiones cinematográficos en Hollywood, hasta que volvió a situarse en primera línea con las novelas Muere el cisne depués del verano (1939), El genio y la diosa (1945), El tiempo debe detenerse (1948), Mono y esencia (1949) y La isla (1962); así como los polémicos ensayos Eminencia gris (1941), La filosofía perenne (1946) y Nueva visita a un mundo feliz (1958).