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Nexo de unión entre Trópico de Cáncer y Trópico de Capricornio, Primavera negra es el libro que más a fondo y mejor introduce al lector en el personalísimo mundo literario de Henry Miller, pues en él vemos su imaginación creativa actuando en todos los niveles. En un subyugante ir y venir de la memoria –de la infancia a la madurez, de Nueva York a París, de la ternura al desengaño más amargo, al que el autor se enfrenta con rabia, sarcasmo y desprecio–, Miller nos ofrece lo mejor de sí mismo y de su indiscutible talento artístico en una serie de capítulos que pueden leerse también independientemente, pero que en su conjunto conforman una sólida novela unitaria.
Primavera negra destaca, así, como la mejor de las novelas de Miller, tanto por el original planteamiento y modo de relatar (mezclando ensayo y novela) como por la exploración en los comportamientos propios y ajenos.
Os dejamos una reseña del blog Anika entre libros sobre esta obra de Miller. Puedes verlo aquí.
Henry Miller es uno de los autores que, quizá sin proponérselo, más ha hecho por el triunfo de la libertad de expresión en la literatura y por la distinción entre los juicios morales y los juicios estéticos. Tras su paso por el City College de Nueva York y después de aceptar los empleos más diversos, en 1930 se estableció en París, donde se dedicó de lleno a la creación literaria y llevó una vida independiente y anticonvencional que lo convirtió en el ejemplo más conocido de bohemia moderna y en un modelo para la beat generation (Burroughs, Kerouac, Ginsberg...) y para autores como Bukowski o Norman Mailer.
Entre su obra narrativa, donde confluyen los elementos autobiográficos, la especulación filosófica, la ternura y la obscenidad, destacan Trópico de Cáncer (1934), Trópico de Capricornio (1939), la trilogía formada por Sexus (1949), Plexus (1953) y Nexus (1960), y, entre otras, Primavera negra, Big Sur y las naranjas de El Bosco, El coloso de Marusi, Días tranquilos en Clichy y Nueva York. Ida y vuelta. Sumo interés tiene también el extenso espistolario que mantuvo con su buen amigo Lawrence Durrell, editado por Ian S. MacNiven.