La Orquesta Filarmónica de Berlín fue un sinónimo de excelencia en la música clásica desde su creación, a fines del siglo XIX. Estaba integrada por eximios intérpretes y era gestionada por ellos mismos como una cooperativa. A mediados de los años treinta, el «descontrol económico y administrativo» la llevó al borde de la quiebra y la disolución. Sin embargo, alguien fue en su rescate: Joseph Goebbels, quien vio con claridad que la orquesta podía ser una lujosa embajadora cultural del nazismo, e hizo que el Estado la comprara. Fue protegida por los nazis y gozó de privilegios únicos. Emprendió giras internacionales antes y durante la guerra y tocó en un sinnúmero de ocasiones oficiales. La orquesta aceptó estas ventajas con una combinación de agradecimiento y recelo. Por primera vez, un ensayo intenta ofrecer el retrato completo de la relación entre el régimen de Hitler y su gran joya musical. El resultado es un libro sorprendente y riguroso.
Nació en Canadá en 1978. Estudió Ciencias Políticas, Historia y Dramaturgia en Harvard y en la London School of Economics. Enseñó filosofía y musicología, y ha dirigido varias óperas. Actualmente trabaja en el Tyrol State Theatre, en Innsbruck.