No hay muerte natural: nada de lo que sucede al hombre es natural puesto que su sola presencia pone en cuestión al mundo. La muerte es un accidente, y aun si los hombres la conocen y la aceptan, es una violencia indebida.» El padecimiento, la enfermedad y los días finales de la madre de la narradora dan pie en esta obra a una profunda reflexión acerca de la naturaleza de la muerte y de los diversos modos de afrontarla.
Una muerte muy dulce desarrolla una de las constantes que definen la obra de Simone de Beauvoir: la preocupación por la muerte. El fallecimiento de su madre da pie a una profunda reflexión sobre la naturaleza de la muerte y de las relaciones entre los seres humanos. Obra memorística que se cuenta entre las obras más inolvidables de su autora, la insobornable sinceridad que domina en ella dejará al lector estremecido.
Simone de Beauvoir (París, 1908-1986) fue educada según la sólida moral cristiana vigente en la época. En 1929 conoció a Jean-Paul Sartre en Sorbona, donde ambos estudiaban filosofía, y con él mantendría una relación personal durante el resto de su vida. Fue profesora de filosofía hasta 1943 en escuelas de diferentes lugares de Francia, como Ruan y Marsella. Durante la Segunda Guerra Mundial y la ocupación alemana de París vivió en la ciudad tomada, y allí escribió su primera novela, La invitada (1943), en la que explora los dilemas existencialistas de la libertad la acción y la responsabilidad individual, temas que aborda igualmente en novelas posteriores como La sangre de los otros (1944) y Los mandarines (1954), por la que recibió el Premio Goncourt y que se considera la más importante de todas sus obras. Sus textos destacan además por las tesis existencialistas y la evolución del feminismo. Destacan, entre otras, Memorias de una joven formal (1958), La vejez (1970) o La ceremonia del adiós (1981).