NUEVA EDICIÓN
"La mujer rota" recoge tres cuentos (La edad de la inocencia, Monólogo y el que da título al volumen) en los que Simone de Beauvoir expone sus planteamientos éticos y sociales sobre la condición femenina, pero sin que eso suponga el desarrollo de un discurso panfletario, sino que el nivel literario es realmente espléndido. Los tres relatos se centran en personajes femeninos y exponen sus conflictos sentimentales y morales, debetiéndose con palabras en situaciones sin salida: la edad, la soledad, la agonía del amor. La mujer como esposa insatisfecha, como personaje oculto siempre tras un protagonista masculino o como ser desorientado en una sociedad injusta son algunos de los temas tratados. Pero destaca en el conjunto un estilo literario ágil, un ritmo vivo (que la traducción transmite en toda su belleza y efectividad) y una variedad técnica entre los tres cuentos (un relato más o menos tradicional, con narrador omniscente y en el que el diálogo lleva el peso del relato; un monólogo interior, y un diario) que convierten esta obra en un texto de gran calidad literaria, más allá incluso de las ideas sociales o políticas que pueden extraerse de él.
A pesar del tiempo que ha transcurrido desde que se escribió esta obra, refleja muy bien la situación actual de la mujer en nuestra sociedad, que ha variado poco en muchos aspectos.
Simone de Beauvoir (París, 1908-1986) fue educada según la sólida moral cristiana vigente en la época. En 1929 conoció a Jean-Paul Sartre en Sorbona, donde ambos estudiaban filosofía, y con él mantendría una relación personal durante el resto de su vida. Fue profesora de filosofía hasta 1943 en escuelas de diferentes lugares de Francia, como Ruan y Marsella. Durante la Segunda Guerra Mundial y la ocupación alemana de París vivió en la ciudad tomada, y allí escribió su primera novela, La invitada (1943), en la que explora los dilemas existencialistas de la libertad la acción y la responsabilidad individual, temas que aborda igualmente en novelas posteriores como La sangre de los otros (1944) y Los mandarines (1954), por la que recibió el Premio Goncourt y que se considera la más importante de todas sus obras. Sus textos destacan además por las tesis existencialistas y la evolución del feminismo. Destacan, entre otras, Memorias de una joven formal (1958), La vejez (1970) o La ceremonia del adiós (1981).