Jonathan Swift (Dublín, 1667-1745), estudió Teología en el Trinity College de Dublín y, tras estallar la guerra civil, se trasladó a Inglaterra, donde trabajó como secretario del diplomático sir William Temple, pariente lejano de su madre. De vuelta a Dublín, en 1694 se ordenó sacerdote, pero un año después regresaba a Londres para participar activamente en la vida política, religiosa y literaria de la ciudad.
Después de escribir una serie de panfletos políticos caracterizados por su gran agudeza y mordacidad, comenzó a dirigir el Examiner, periódico del Partido Conservador. La habilidad satírica de Swift se evidencia ya en sus primeros libros: en La batalla de los libros (1697), donde ridiculiza las discusiones literarias en boga que contraponían la calidad de las obras de la Antigüedad a las modernas; o en Historia de una bañera (1704), sobre la pretenciosidad e hipocresía en la religión y la literatura, lo que le supuso la pérdida de sus prerrogativas en la Iglesia anglicana.
Fue mucho lo que escribió, pero la obra que indiscutiblemente aseguró a Swift la gloria literaria fue la novela Los viajes de Gulliver (1726), sátira imaginativa y pesimista de la sociedad que se convertiría, curiosamente, en un éxito de la literatura infantil.