Louis-Ferdinand Destouches (1894-1961), más conocido como Céline, era el hijo único de una modesta familia obrera. Pudo comenzar los estudios básicos gracias a la modesta herencia de su abuela, y, tras obtener el Certificat, marchó a Alemania y a Inglaterra para aprender idiomas. Muchas de sus experiencias en estos países las introdujo en su segunda novela: Muerte a crédito.
Participó en la Primera Guerra Mundial, de donde salió herido en el brazo y con secuelas en la cabeza y el oído, por lo que fue destinado al consulado francés en Londres y recibió la Medalla Militar en 1914. De 1924 a 1928 viajó por África, donde contrajo la malaria, y a Estados Unidos, para trabajar para la Sociedad de Naciones. Se doctoró en medicina en la Universidad de París, donde publicó su primera obra científica (La quinine en thérapeutique) y su tesis doctoral (La vida y la obra del doctor Philippe Ignace Semmelweis). Se dedicaba al ejercicio de la medicina cuando súbitamente, en 1932, alcanzó la fama con Viaje al fin de la noche, a la que seguirían otras obras igualmente exitosas. Esta novela, autobiográfica en gran parte, como en buena medida lo es toda su producción, causó desde el primer momento una gran polémica por su lenguaje directo, violento, rupturista e incluso a veces obsceno. Pese a ser un personaje denostado por su antisemitismo y filonazismo, Céline revolucionó la narrativa de entreguerras con su libertad y crudeza, pero acaso más aún por el rigor de un estilo que despojó a la lengua francesa de toda servidumbre retórica. No en balde, ha influido en la mayor parte de los escritores posteriores y la crítica sigue considerándolo como uno de los autores franceses más importantes de los últimos tiempos.